El pavimento continuo de hormigón pulido consiste en la realización de una solera de hormigón de modo que una vez extendida, nivelada y fratasada, se le añade una mezcla de endurecedores y aditivos sobre el hormigón aún fresco.
De este modo se crea una mezcla monolítica junto con el hormigón cuya superficie resultante se pule según el tipo de acabado deseado y uso que se vaya a dar al pavimento (fratasado, semipulido o pulido).
A esta parte superior del firme le llamaremos capa de rodadura. La capa de rodadura es la parte de la solera donde más desgaste se produce debido al tránsito de vehículos, maquinaria, roces e impactos en general.
Por todo ello es importante:
- Conseguir una buena resistencia a la abrasión reforzando la capa de rodadura mediante compuestos de cuarzo, corindón, basaltos y partículas metálicas.
- Asegurarnos de un pavimento dúctil, tenaz y de gran durabilidad. Esto lo conseguiremos realizando una armadura con malla de acero, o incorporando fibras de diversos tipos en la losa de hormigón.